Revoluciones tecnológicas: las rupturas que movilizan la historia y la sociedad
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Revoluciones tecnológicas: las rupturas que movilizan la historia y la sociedad

Sabemos que el desarrollo tecnológico genera cambios en la historia humana, pero, ¿con qué conceptos podemos comprender mejor la influencia de la tecnología sobre la sociedad?

Estamos inmersos en una era de cambio tecnológico cuyos horizontes se pierden de vista o, para ponerlo de otro modo, cuyos límites no aparecen en la inmediatez. Pese a que no ha desarrollado todo su potencial, la Realidad Virtual representa un nuevo nivel en el proceso de desarrollo tecnológico e informático que ha ido ocurriendo desde la segunda mitad del siglo XX hasta la actualidad, con sus diferentes etapas de crecimiento.

Bien sabemos que dicho crecimiento no ha sido igual en el mundo, y que las diferencias de accesibilidad, conocimiento y uso de los nuevos medios y entornos tecnológicos son un factor clave al momento de entender y explicar la situación de desigualdad de hoy en día. En este contexto, surge una pregunta clave: ¿con qué teorías o conceptos podemos definir el proceso de desarrollo tecnológico de las últimas décadas hasta el presente?

Un modelo que podría sernos útil es expuesto por la científica, investigadora y profesora venezolana Carlota Pérez, autora del libro Revoluciones Tecnológicas y Capital Financiero: la dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de bonanza (2004). En dicha obra, la autora presenta la siguiente hipótesis de trabajo: las revoluciones tecnológicas se expanden en un sistema económico en la forma de oleadas de desarrollo, que parten de zonas geográficas o económicas específicas hasta permear la mayor parte de dicho sistema.

Primero lo primero: ¿qué es una revolución tecnológica?

En pocas palabras, las revoluciones tecnológicas constituyen un conjunto de tecnologías, procesos e industrias innovador y dinámico capaz de transformar la economía en la que se inserta y renovar su aparato productivo. Lo que les brinda su carácter de revolución no es su capacidad de cambio en cuanto tal, sino que dicho cambio trasciende el sector donde se produce originalmente, permeando las formas de organización, producción y distribución de un sistema económico.

La constelación de tecnologías y dinámicas promueve un incremento sin precedentes en la productividad de la economía en cuestión debido a que ella se conforma de tecnologías genéricas y formas de hacer aplicables en varios de sus sectores. En este contexto de regeneración a partir de la innovación, la economía experimenta un salto cuántico de productividad.

Paradigmas tecnoeconómicos: cómo desarrollar mejor la revolución

Las tecnologías que surgen no pueden aprovecharse del todo si no son acompañadas por un grupo de prácticas adaptadas a las nuevas posibilidades y alcances. Esto es lo que Pérez denomina “paradigmas tecnoeconómicos”, el conjunto de principios organizativos y tecnológicos que ofrece la mejor manera de desarrollar una revolución tecnológica.

Cada revolución viene acompañada de su respectivo paradigma, y cuando dicha revolución se desgasta y da paso a otra, su paradigma empieza a caer en desuso. Se hace obsoleto.

Oleadas de desarrollo: cómo se extiende la revolución

Las revoluciones tecnológicas, con sus respectivos paradigmas tecnoeconómicos, se extienden a lo largo de un sistema económico en la forma de oleadas de desarrollo, que son cambios estructurales graduales a nivel de consumo, distribución, producción y de comunicación.

Las transformaciones que contemplan las oleadas de desarrollo no son solo técnicas y tecnológicas sino también sociales; implican cambios de estilo de vida y de abordar y experimentar el ámbito económico y tecnológico por parte de la sociedad en su conjunto.

A nivel global, dichas oleadas empiezan en el país o países donde se originan las nuevas tecnologías y se propagan a los demás a partir principalmente de semejanzas y facilidades en la infraestructura de transporte y comunicaciones. Aunque no la única, la diferencia o brecha de infraestructura supone una gran condicionante al momento de que una oleada de desarrollo se extienda en el sistema económico mundial, sumándose a elementos como posibles obstáculos institucionales, financieros, sociales, ideológicos, etcétera.

¿De qué revoluciones tecnológicas hablamos?

El modelo teórico-explicativo de Pérez comprende por revoluciones tecnológicas a los puntos de quiebre que han dado pie a los sucesivos periodos de crecimiento económico y tecnológico que la humanidad ha experimentado desde finales del siglo XVIII hasta el presente. De este modo, la investigadora identifica cinco revoluciones asociadas a 5 periodos característicos del desarrollo de la humanidad desde finales de los 1700 hasta el presente.

1. Revolución Industrial (1771)

La primera revolución tecnológica descrita por Pérez corresponde a la primera revolución industrial, iniciada en Inglaterra a finales del siglo XVIII y que estuvo caracterizada por la mecanización de la industria del algodón y el hierro forjado, entre otros elementos.

En este periodo se dieron los primeros pasos en lo que producción en fábricas se refiere y la producción en red, si bien a nivel local en un principio. Motivó o redefinió, además, el desarrollo de canales y vías fluviales, y la energía hidráulica.

Universal History Archive—UIG/Shutterstock.com

2. Segunda revolución industrial (1829)

Según Pérez, la segunda revolución industrial tuvo su año de inicio en 1829, con la prueba del motor a vapor Rocket para el ferrocarril Liverpool-Manchester. Este hecho daría pie a uno de los periodos más importantes en la historia de la humanidad toda vez que significaría uno de los puntapiés iniciales del proceso de urbanización que marcaría gran parte de los siglos XIX y XX.

Réplica de una locomotora tipo Rocket (Tony Hisgett, CC.BY. 2.0, Wikimedia Commons).

Es el surgimiento de las economías de aglomeración, las ciudades industriales y mercados nacionales, así como del uso del vapor como fuente de energía para múltiples industrias.

3. Era del acero, la electricidad y la ingeniería pesada (1875)

La tercera revolución tecnológica, para Pérez, habría iniciado con la inauguración en 1875 de la acería Bessemer en Pittsburgh, Estados Unidos. Con esto empezaría el uso masivo del acero, lo que implica transformaciones en materia de transporte, vivienda y demás.

Se consolida el desarrollo definitivo de los motores a vapor para barcos hechos de acero, lo que genera un nuevo impulso a la navegación global. Además, a raíz de los bajos costos de acero, se hace más fácil la construcción de grandes edificaciones, lo que impulsa también el desarrollo de redes eléctricas para suministrar de energía a dichos edificios.

Convertidor Bessmer expuesto en el museo Kelham Island en 2010 (Ingeniero Químico, Dominio Público, Vía Wikimedia Commons).

4. Era del petróleo, el automóvil y la producción en masa (1908)

La cuarta revolución tecnológica corresponde a la salida en 1908 del prototipo del modelo-T de la planta Ford en Detroit, Michigan. Como dice Pérez, pese a que el primer Modelo-T producido en masa no saldría sino hasta en 1913, el prototipo establece las bases del modelo de estandarización y producción en masa, fundamental para el aparato productivo de inicios del siglo XX.

Publicidad del Modelo T en la Revista Life en 1908 (Rmhermen, Dominio Público, Wikimedia Commons).

El petróleo se vuelve la nueva fuente de energía por excelencia, reemplazando al vapor de manera definitiva. La explotación en masa de este recurso también involucra la producción en masa de sus derivados, como los plásticos, abriendo todo un campo de posibilidades para la petroquímica.

También en el marco de esta revolución tecnológica se perfecciona el motor de combustión interna, lo que influye enormemente en el desarrollo de tanques de guerra, automóviles, aviones, y transportes de carga en general.

5. Era de la informática y de las telecomunicaciones (1971)

La que sería la revolución tecnológica en curso habría empezado en 1971 en Santa Clara, California, con el anuncio del microprocesador Intel 4004 (i4004). Así habría comenzado la llamada revolución de la información, esencial para comprender los esquemas de pensamiento y acción del mundo actual.

Modelo de procesador Intel C4004 (Thomas Nguyen, Dominio Público, Wikimedia Commons).

Estamos hablando de la redefinición de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), del surgimiento de la comunicación digital basada en cables, fibra óptica, radio y satélites; del uso masivo de internet y todo lo que eso involucra: redes sociales, trabajo a distancia, servicios digitales, comunicación, etcétera.

El paradigma organizativo de esta época se caracteriza por una nueva etapa de la globalización donde lo global se articula con el espacio local y viceversa, dando lugar a la idea de “glocalidad”. También está marcado por una fuerte concepción del conocimiento como capital, un recurso intangible, pero con valor económico.

¿Cuál será la siguiente gran revolución?

Según la autora, las revoluciones tecnológicas tienen un tiempo de vida promedio de 50 años, un periodo de tiempo cuya etapa final asoma los elementos, procesos o dinámicas fundamentales de la siguiente próxima revolución. Dichos elementos se encuentran en estado de latencia, esperando que ocurra un suceso o hecho clave que dé pie a su irrupción y masificación en un sistema económico.

Sabiendo esto, ¿en qué podría consistir la siguiente gran revolución tecnológica? En el libro, Pérez asoma como posibles respuestas a la nanotecnología, la biotecnología y bioelectrónica, indicando que la cuestión ética es un elemento que moldea la dirección y ritmo de búsqueda de la tecnología que movilice la revolución.

A título personal, pese a las enormes posibilidades que la Realidad Virtual y la idea de metaverso parecen ofrecer, es muy temprano para considerar dichos elementos como los motores principales del sistema económico para las siguientes décadas. Solo será más adelante en el tiempo, después de experimentar sus aplicaciones de manera más concreta y masiva, cuando se pueda tener una mejor visión de los límites y alcances de dichas tecnologías, así como de su impacto en los ámbitos económico, social, político y cultural de la sociedad.

Referencias

Pérez, Carlota (2004). Revoluciones tecnológicas y capital financiero: la dinámica de las grandes burbujas financieras y las épocas de bonanza. Siglo XXI Editores, Buenos Aires. Recuperado de https://eva.fing.edu.uy/pluginfile.php/309314/mod_resource/content/2/Pérez%2C%2BCarlota-Revoluciones-Tecnologicas-y-Capital%2Bfinanciero.compressed.pdf

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