
Cómo el uso de ChatGPT cambia nuestro cerebro
Entender estos efectos te ayudará a encontrar un equilibrio entre eficiencia y aprendizaje profundo.
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¿Te has preguntado alguna vez qué pasa en tu cerebro cuando pides ayuda a ChatGPT para escribir un ensayo? Más allá de ahorrar tiempo, usar inteligencia artificial impacta directamente en tu forma de pensar, recordar y sentirte autor de tu propio texto.
Un estudio reciente del MIT Media Lab analizó cómo cambia la actividad cerebral al utilizar ChatGPT, versus escribir “usando solo tu cerebro” o recurriendo a un buscador web. Te lo explicamos ahora.
Propósito de la investigación
Este estudio se propuso investigar qué sucede en nuestro cerebro, en términos de esfuerzo cognitivo, cuando usamos herramientas de inteligencia artificial para escribir ensayos.
Hoy en día, herramientas como ChatGPT pueden ser un salvavidas para redactar, corregir y estructurar textos. Son una solución rápida para procesos que tienden a durar mucho tiempo. Además, conforme han avanzado y refinado, se han vuelto recursos más efectivos y confiables, pero que siempre necesitarán de nuestra supervisión.
Reducir la carga cognitiva gracias a esto suena positivo, pero según la teoría de carga cognitiva, un nivel óptimo de exigencia mental es fundamental para asimilar conceptos complejos y consolidar recuerdos. Con este proyecto, el objetivo principal de los investigadores fue descubrir si usar una IA para escribir un ensayo nos genera un costo mental adicional, es decir, una deuda cognitiva.
Diseño del experimento
El estudio comparó a tres grupos de participantes en cuatro sesiones de 20 minutos cada una, escribiendo ensayos sobre temas como “¿requiere la verdadera lealtad un apoyo incondicional?”.
Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos distintos.
En la cuarta sesión, los participantes cambiaron de grupo para poder evaluar la adaptación cognitiva. Mientras escribían, los investigadores monitorearon la actividad cerebral de los participantes utilizando una técnica llamada EEG (electroencefalografía).
Además, se usó una técnica de análisis llamada dDTF (función de transferencia directa dinámica) para entender cómo la información fluye entre diferentes áreas del cerebro. Una vez realizados, los textos fueron analizados con técnicas de procesamiento de lenguaje natural (NLP).
Al comparar los datos de EEG y dDTF de los tres grupos, los investigadores pudieron determinar qué grupo experimentaba un mayor o menor esfuerzo cognitivo. Esto les permitió sacar conclusiones sobre el "costo" mental de usar una IA en comparación con otras formas de escribir un ensayo, como investigar con un motor de búsqueda o simplemente usar el propio conocimiento.
¿Qué descubrieron?
1. Menor esfuerzo cognitivo al usar ChatGPT
Los voluntarios que usaron ChatGPT mostraron menor conectividad en las bandas alfa y beta del EEG, lo que indica una reducción en el esfuerzo mental y en la atención profunda.
En cambio, el grupo “solo cerebro” presentó la mayor actividad, reflejando un compromiso cognitivo más intenso.
2. Disminuye la retención de información
El estudio reveló que el 83% de quienes usaron IA no pudo citar correctamente fragmentos de su propio ensayo sin verlo, mientras que solo el 11% de los otros grupos falló en esta tarea.
Esto sugiere que depender de ChatGPT puede afectar tu memoria y tu capacidad para recuperar información de forma activa.
3. Sensación de autoría y satisfacción
Aunque todos los grupos se mostraron igualmente satisfechos con sus ensayos, el sentimiento de “esto es mío” bajó en quienes usaron IA. Varios participantes comentaron que, a pesar de haber contribuido con ideas, sentían que el texto final era obra de la máquina y no de ellos mismos.
4. Adaptación del cerebro al cambiar de herramienta
Cuando los participantes alternaron entre “solo cerebro” e “IA”, su actividad neural también cambió. Pasar de ChatGPT a “solo cerebro” redujo su conectividad cerebral, como si el grupo se hubiera “acostumbrado” a delegar tareas.
De forma inversa, recuperaron parcial actividad en áreas de memoria y procesamiento visual, mostrando cierta flexibilidad cognitiva.
Un antecedente clave
Este no es el primer estudio dedicado a los efectos de la tecnología en el cerebro en cuanto los procesos de búsqueda de información. En 2011, una investigación realizada por Betsy Sparrow, Jenny Liu y Daniel M. Wegner tuvo como meta explorar cómo la facilidad para acceder a la información a través de internet, y particularmente de los motores de búsqueda como Google, está afectando nuestra memoria.
Los objetivos principales de este estudio fueron investigar si la expectativa de tener acceso futuro a la información a través de Internet afecta nuestra capacidad para recordarla como tal y si, en cambio, mejora nuestra memoria para recordar dónde encontrar dicha información.
Los hallazgos de este estudio fueron interesantes. El equipo encontró que cuando las personas esperan tener acceso futuro a información, su capacidad para recordarla directamente disminuye. En cambio, su capacidad para recordar dónde pueden encontrar esa información (por ejemplo, en qué carpeta o página web) mejora.
Esto sugería que el cerebro humano se adapta a la era digital, priorizando la memorización de la ubicación de la información en vez de esta en sí misma, ya que sabe que puede recuperarla fácilmente con solo unos clics.
¿Cómo aplicar estos hallazgos en tu rutina de escritura?
El estudio del MIT nos ofrece puntos interesantes sobre cómo el uso de las herramientas de IA afecta nuestro cerebro a nivel de la retención de la información y la memoria, pero también en nuestro proceso de apropiación con lo que hacemos.
Para ayudarte a usar la IA de manera responsable y afinar tus capacidades mentales, te dejamos una lista de consejos cortos:
Más allá de ser una vía rápida, delegar el proceso creativo a la IA tiene consecuencias: aprendes menos, retienes menos y tu sensación de “propiedad” sobre el ensayo puede disminuir.
Cuando delegamos pasos clave, como estructurar el argumento o buscar información relevante a la IA, corremos el riesgo de perder oportunidades de aprendizaje activo, pues dejamos de ejercitar nuestra memoria de trabajo y nuestras habilidades de síntesis.
El estudio del MIT Media Lab nos recuerda que la IA es una herramienta poderosa, pero que su uso indiscriminado puede mermar nuestro esfuerzo cognitivo y sentimiento de autoría.
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